Una de las premisas sobre las que se basa mi existencia
–y confío en que la de muchos otros– consiste en la esperanza constante de una
vida que se encuentra más allá de la realidad palpable en la que nos vemos
obligados a vivir, por circunstancias que no nos han sido explicadas y con
propósitos tan vagos que se hace indispensable dotarlos de consistencia propia para
encontrar en ellos una justificación para levantarnos en las mañanas y
sobrevivir, un día más. Y esta vida paralela, aclaro, no necesariamente será el
resultado de nuestras buenas o malas acciones ni de la fe hacia una entidad
superior que controla los destinos de nuestros cuerpos. Mi época de creyente
pasó hace mucho tiempo y no creo que vuelva, al menos no en un buen tiempo. Me
refiero a esa otra clase de vida, paralela, que coexiste entre nosotros, quizás
en una dimensión alterna, en donde pueden realizarse todas las posibilidades,
todas nuestras posibilidades,
teniendo en cuenta que la palabra totalidad,
no excluye a ninguna de las probabilidades –existentes o no– de la materia y la
energía.
El caso de Franklyn, la película inglesa dirigida
por Gerald McMorrow y realizada en el año 2008, no corresponde a mi visión
redentora de un universo alternativo. En ella, la realidad y la fantasía
coquetean con la muerte y la desesperación, y sus personajes se hallan
atrapados en la sala de espera entre ambos mundos, sin encontrar amparo en
ninguno de ellos, siendo el universo de fantasía tan sólo una extensión, en
algunos casos una aberración de su realidad material, sin opción de sosiego o
salvación; destinados todos a encontrarse en un mismo vórtice en donde
convergen ambas realidades para desencadenar un final en el que ninguno gana,
ni siquiera pierde, tan sólo se perpetúan, pero ya con plena conciencia de su
dualidad.
Película no apta para personas con síndrome de
atención dispersa, ya que corren el riesgo de no entender la trama, ni para
gente con los pies sobre la tierra que nunca ha tenido pretensión alguna de
habitar un universo en donde las cosas y personas a más de ser visibles, puedan
tocarse. Si no pertenecen a ninguno de estos grupos humanos, mis
felicitaciones, han pasado el primer filtro. Sin embargo, como he considerado
desde siempre que nadie es lo suficientemente apto o imparcial como para
considerar –sin riesgo de equivocarse– a una película dentro de la maniquea
dualidad buena-mala, recomiendo que la vean para que sean ustedes quienes den su veredicto, que en todo caso, ya que éste será de índole personal
e intimista, llegará a ser válido tan sólo para ustedes, y sólo por esta razón,
estarán en lo cierto.
Este enlace no es apto para puristas: Está doblada al español
Ficha técnica:
Año: 2008
País: Reino Unido
Director: Gerald McMorrow
Guión: Gerald McMorrow
Música: Joby Talbot
Fotografía: Ben Davis
Reparto: Ryan Phillippe, Eva Green, Sam Riley, Bernard Hill, Georgia Mackenzie, Susannah York
Género: Thriller futurista
Ficha técnica cortesía de Filmafinity.com
cine,arte, Eva Green, Franklyn, realidad paralela, onironauticas
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