¿Les ha sucedido a ustedes, anónimos lectores -que además de leer escriben- que cuando desean hacerlo sobre un tema en especial no les fluye de las manos y el teclado sino otro más que el mismo que no desean que se exponga? Me pasa casi siempre, ese extraño fenómeno que le sucede al que escribe, no poder plasmar con su letras aquello que se ha propuesto exponer. No he encontrado manera de remediar la tendencia a hacerlo, con constancia casi programada. Eso, traicionar mi firme intención de contar una historia. Acabo sin contarla, y quejándome. De hecho, este blog tiene un titular específico, y escasamente en él he podido hablar hasta ahora de los sueños, de ésos que me atormentan por placenteros y hasta más vívidos que la llamada comúnmente realidad.
Pero ¡Vean! Que empiezo a escribir de lo que quiero ¡sin quererlo! Quizás ése sea el método.
¿A ver?.. No, no lo es.
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