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Me pasa en ocasiones que escribo como sueño. Verán. Durante la
experiencia onírica, me encuentro capaz de controlar ciertas situaciones,
personajes y escenarios, no con la pericia que desearía pero sí con bastante
tenacidad. Sucede que pertenezco a un selecto grupo llamado el de los onironautas, esos seres conscientes
de sus sueños y con la facultad de tomar control de ellos en cierta medida,
para su plena satisfacción o frustración eterna. Son los sueños caballos que se
desbocan al primer descuido, si no se les sabe dominar con diligencia, y muchas
veces, no logro gobernarlos del todo. Acaba una como zozobrando en un mar
bravío, a expensas de la mar, consciente de tu situación de impotencia, y sin
mucho que hacer al respecto, salvo dejarse ser.
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